Después de las manifestaciones de “Canarias tiene un límite” y “Mallorca no es ven”, Barcelona reivindicará también que ya basta de petar la ciudad de turistas con cruceros y vuelos baratos. Si no, seguirán llegando más de 2.000 taxis diarios llenos de guiris a la carretera del Carmel, colapsando el barrio para ver el Park Güell sin tener que subir las cuestas a pie; o cerrarán más negocios icónicos que no puedan hacer frente a las subidas del alquiler, como le ha pasado al Bar Versalles de Sant Andreu, que fue incluso refugio antiaéreo durante la Guerra Civil, pero que 100 años después no podía pagar un alquiler de 10.000 €. A pesar de todo, la población sigue creciendo y ya somos 1,7 millones de barcelonins: 1 de cada 4 tiene nacionalidad extranjera y 1.007 tienen más de 100 años. Eso sí, en el 2023 hubo poco más de 11.000 nacimientos, que es la cifra más baja desde 1900. Uno de ellos es mi hijo, así que mi piso no está entre el 78 % de casas en las que no vive ningún menor. Aun así, dejamos buena herencia. Gracias a las vecinas, el TSJC ha frenado la promoción de pisos de lujo de Can Raventós en la que el más barato iba a costar 875.000 €. El Ayuntamiento aprobó el plan en 2020 y el único partido que votó en contra fue ERC.  Barcelona, me matas y aun así, joder, no hay quien se quiera ir de aquí.