El lunes, 19 jugadores del Team Guevara de béisbol, un equipo venezolano que había llegado a España para jugar varias competiciones, se presentó en una comisaría de la Policía Nacional para pedir asilo. Mientras, cientos de personas se manifestaban contra la absolución de Dani Alves, que estaba condenado a cuatro años y medio de prisión por violación. El martes supimos que, hace una semana, los mossos detuvieron a un taxista que robaba a personas mayores: se fijaba en el PIN de sus tarjetas, hacía que se caían entre los asientos y les devolvía otra tarjeta parecida a la suya. Ayer y hoy se celebra en Barcelona el Tourism&Economy Summit Barcelona 2025, que quiere promocionar un turismo respetuoso y sostenible. Todo bien hasta que ves que participan ponentes como la Business Director de La Roca Village o la Directora de Asuntos Corporativos de Vueling. La Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic pidió el lunes que se suspendiera, más que nada porque el mismo día, la primera teniente de alcalde, Laia Bonet, estaba en Roma cortando con una cizalla las cajitas donde se guardan las llaves de los apartamentos turísticos y diciendo que “la sociedad está en riesgo si no afrontamos esta crisis (la de la vivienda)”. Por esas y otras lindas razones: un alud de manifestaciones por el derecho a la vivienda en todas partes.