El turista Brad llega a Barcelona en crucero, se sube en un autobús y éste, en vez de dejarlo en Drassanes para que desde allí se coja el metro si quiere ir a Sagrada Familia o al Park Güell, lo lleva directito allá donde quiere ir. Este autobús paga 20 € al día por aparcar en la ciudad, mientras tu coche paga 2,50 € por hora si es eco o hasta 3,75 € por hora si no. Ahora el Ayuntamiento quiere que paguen 80 € y que dejen a Brad en un acceso al transporte público para que se integre mejor en la vida barcelonina. Si se enamora de la ciudad y decide quedarse a vivir unos meses, no tendrá problema en encontrar un piso de temporada, que representan el 42 % de la oferta. Debería, eso sí, darle las gracias a Junts por votar en contra de que se regulara este mercado en el Congreso, después de haber dicho que se abstendría. No me resisto a reproducir lo que les ha dicho el Sindicat de Llogateres después de trabajar en la propuesta: “sois unos mentirosos y estáis condenando a los inquilinos a la miseria”. Volviendo a Brad, mejor que no se compre una bici, porque en los dos últimos años los robos han aumentado un 34 %. Y que se espere para hacerse Bicing a cuando lleguen los millones que ha prometido Perro Sanxe y nos abaraten el servicio o, lo que sería fetén del todo, nos lo amplíen. ¿No sería mejor la vida con aparcamientos siempre libres, bicis que funcionan y todo ello gratis? Brad, en resumen, que no vengas aún.